lunes, 25 de enero de 2010

No es lo mismo | Artículo de Opinión

Dice Alejandro Sanz en una famosa canción que

no es lo mismo arte que hartar
no es lo mismo ser justo que ¡qué justo te va!...
no es lo mismo tú que otra, entérate
no es lo mismo
que sepas que hay gente que trata de confundirnos
pero tenemos corazón que no es igual,
lo sentimos... es distinto

Esta coplilla la traemos a colación por el discurso que nos dejó en su última visita a Granada el Coordinador Federal de Izquierda Unida, Cayo Lara. Sostuvo que el Gobierno no tiene "voluntad política" de luchar contra el fraude fiscal en España, donde uno de cada cuatro euros, ha dicho, no pasa por Hacienda.

Es evidente que el fraude fiscal debe preocupar a cualquier Administración pública, tanto por lo que se refiere a su capacidad para establecer impuestos como en su faceta de receptora de transferencias económicas de otras instituciones.

El problema reside cuando ya en plazas concretas donde gobiernan, como puede ser la de Pinos Puente, esos recursos son despilfarrados o gestionados de forma ineficiente o falta de transparencia, dando la impresión en muchas ocasiones de que se persigue el corto plazo del rédito electoral, es decir, tú concreto ciudadano o colectivo te vas a beneficiar del presupuesto municipal en primer lugar porque tu me vas a votar cuando llegue la ocasión. Esta cuestión resulta delicada si además, mientras que una parte de la población resulta opaca fiscalmente, sin embargo accede de forma preferente a los recursos sociales en lógica correspondencia con sus ingresos declarados.

Está claro que una cosa es predicar y otra dar trigo, expresión que se aplica a quien suele prometer cosas que más tarde no cumple o que propugna comportamientos que él mismo no suele seguir. La mejor forma de suscitar la confianza del Estado y la Junta de Andalucía en proyectos municipales es demostrar que la gestión municipal es sostenible.

Sin embargo, tenemos que observar que después de muchos años el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Pinos Puente, en el pleno de diciembre pasado, ha aumentado el límite de su endeudamiento, incrementando la póliza de crédito en 600.000 euros, adicionales a la póliza inicial que ya ascendía a 1.200.000 euros, lo que supone un total de 1.800.000 euros.

Mientras tanto se mantiene una actitud victimista por parte de Izquierda Unida y el Partido Popular en Pinos Puente, donde sistemáticamente la estimación de ingresos del Presupuesto se aleja de la realidad que finalmente se liquida, sin un control serio del gasto público ni una utilización sostenible del Presupuesto y, lo que es peor, sin capacidad política y de gestión, ni siquiera para aprobar anualmente el Presupuesto correspondiente, que se prorroga artificialmente mediante las modificaciones puntuales que consigue hilvanar el Superconcejal en medio del desbarajuste.

Son alucinantes a este respecto las declaraciones de la Sra. Diputada Provincial, Teresa Fernández, que atentan contra el principio de mínima colaboración interadministrativa:

“Es lo que yo no entiendo: el proyecto en un principio costaría 60.000 euros, saben ustedes lo que son 60.000 euros y traérselos para una población como Casanueva y Zujaira y por otro lado el Ayuntamiento estaría tomando competencias que no son suyas, y si hoy asumimos el hacerles el proyecto, mañana igual nos piden que no pueden hacer la obra, que la acometamos nosotros también…”

No me resisto a reproducir aquí, por su clarividencia, un extracto del artículo publicado recientemente en la prensa granadina por José Manuel Castillo López, Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, y titulado

Presupuesto municipal y Democracia local:

“(..) Uno de los argumentos falaces que con demasiada frecuencia son empleados por el Ayuntamiento ante las críticas de los granadinos, motivadas por ausencias o deficiencias en los servicios públicos es la insuficiencia financiera para hacer frente a los gastos municipales.

Este Ayuntamiento como otros tratan de corresponsabilizarse lo menos posible de los ingresos necesarios para financiar el gasto público municipal. Recurren para ello prioritariamente a las transferencias del Estado o de la Junta de Andalucía y a las ventas de patrimonio público u otras formas de financiación oculta para los ciudadanos.

De esta forma el Ayuntamiento no soporta el coste político que conlleva la recaudación de los fondos públicos, espolea y publica las materializaciones del gasto y, en definitiva, anestesia el sentimiento del contribuyente.
(..) En definitiva, carece de legitimidad y de racionalidad, sin más, reclamar fondos públicos añadidos a las otras administraciones en tanto no se clarifiquen y controlen las cuentas públicas municipales y se articulen mecanismos de control jurídicos y políticos eficaces. La solución a estas deficiencias es la democracia.

De inmediato, este Ayuntamiento tendría que establecer unos Presupuestos municipales participativos elaborados con la intervención directa de los granadinos en la tarea de definir las necesidades prioritarias que deben ser atendidas y, lo que resulta tan importante, tanto en la vigilancia del uso de los recursos públicos como en el seguimiento de los compromisos adquiridos.

Estas ideas no tienen como objetivo sólo criticar y denunciar algunos desbarajustes de nuestro Gobierno local que, por cierto, esto no es malo, sino principalmente, sobre todo, instar a que se corrijan de inmediato estas intolerables deficiencias que exhibe nuestra democracia local.(..)”

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